Las joyas son algo a lo que se le concede un valor elevado. Sea por su elevado coste o por cuestiones meramente sentimentales, una joya es un artículo valioso para su poseedor. Aunque no todas los artículos ostentosos pueden considerarse joyas, pues la bisutería es la versión tosca del sector y gana cada día más adeptos. Independientemente de la competencia, cuando utilizamos la palabra joya, hacemos alusión a algo muy valioso.
Viajar por el mundo de las joyas y la joyería, a través de su historia, algunos datos y cifras, aderezados con aspectos curiosos, innovación y actualidad, es la pretensión de este artículo. Lo principal en este momento es definir lo que es una joya. Según la RAE, nuestra Real Academia, una joya viene definida como un “adorno de oro, plata o platino, con perlas preciosas o sin ellas”. Su etimología, la del vocablo obviamente, proviene al parecer del francés antiguo donde la palabra joie o joiel significaba alegría o gozo. A su vez, esta peculiar palabra, derivaba del latín vulgar, jocale que se derivaba de jocus, que venía a ser juego, diversión u objeto placentero. Con todo este repaso por las lenguas muertas y ancestrales, no sacamos mucho en claro pero nos queda claro que el origen de las joyas, es milenario.
Dado que el sentido lúdico de las joyas y las piedras preciosas, añadido al de su utilidad como amuleto y en las artes de la adivinación (agrave, sortija y diamante), la adquisición de joyas estaba más que arraigada en la antigüedad. Esas joyas diminutas, semejantes a verdaderas obras de arte como las que hoy puedes encontrar en Arte Joya Artesanía Española, estaban cargadas de historia, belleza, significado y simbolismo. Cada joya contaba una historia y cada historia, contaba con una joya.
Contexto histórico y cultural de una tradición actual
No porque las joyas por sí mismas, constituyan una tradición, pero si porque forman parte de muchas tradiciones, actuales y ancestrales. Las joyas, siempre han formado parte de la cultura en la humanidad. Se tienen datos que afirman que la existencia de las joyas, se remonta a más de cien mil años. Aunque esto es mucho decir, podemos pensar que desde el mimo momento en el que los seres humanos adquirieron el conocimiento necesario y empezaron a utilizar la herramientas, se formaron los primeros joyeros.
De origen, los materiales utilizados no eran otros que piedras, plumas de ave, huesos de animales, conchas de mar, madera e incluso la obsidiana que se considera a nivel histórico, una piedra especial. Con el paso del tiempo y la evolución, los artesanos joyeros de la época, empezaron a incorporar metales y piedras preciosas al tiempo que adquirían una gran habilidad y precisión en su trabajo. Resulta que existen joyas datadas hace cinco mil años y, al parecer, se fabricaron con restos de meteorito. Esto sí que es algo único.
En ciertos momentos de la historia, las joyas han sido testigo mudo constituyendo una forma no verbal de expresión. Su uso y adquisición, se asociaba directamente a la riqueza, el rango social, la afiliación política e incluso religiosa y servían como muestra de afecto o gratitud hacia otra persona. Casi como ahora con la salvedad de que podemos encontrar joyas para gente con menos poder adquisitivo.
Los egipcios fueron una de las primeras civilizaciones en hacer el uso de las joyas más actual: talismanes y amuletos para honrar a militares, reyes y faraones. Donde no podían faltar, era en los rituales funerarios, basta con comprobar la historia egipcia repleta de piras funerarias con tesoros escondidos. Oro, plata, cobre, piedras preciosas como el jade o el rubí, eran los materiales utilizados a los que conferían un significado religioso tan sobrecargado como las propias joyas. Fueron Egipto y Mesopotamia la cuna en la que se establecieron determinados estándares en lo materiales a utilizar, ligados a metales, gemas e incluso, la fabricación de vidrio. Basta con echar un vistazo a las tendencias actuales, para comprobar que la moda procede de hace más de tres mil quinientos años y su esencia permanece en los diseños.
En la India, fueron pioneros en dominar el procesamiento del oro. Por lo que se les atribuye la fabricación de joyas de este material antes que a otros. Seguidos de China que impulsa el desarrollo de la joyería como arte, difundiéndola por el resto de Asia. El estilo Chino se basa en la naturaleza, animales y en especial, dragones, por ser elemento tradicional de su cultura que todavía, permanece.
En Grecia lo que más predominaba eran las joyas de oro con piedras preciosas: collares, pulseras, alfileres… El camafeo es creación de esta cultura y se fabricaba con ágata. Con Roma, lo más apropiado era lucir joyas para el cabello. A ellos se debe la creación o invención del anillo de compromiso que fabricaban en oro, plata, piedras preciosas…
Durante la Edad Media, las joyas se usaban de forma exclusiva por nobleza y clero o comerciantes de gran poder adquisitivo. En este momento histórico se inicia esa asociación entre joyería, poder y riqueza. Con la llegada del Renacimiento, también surgen las artes y se produce una cierta revolución tecnológica. Pintores y esculturas se introducen en el diseño de joyas.
A partir del siglo XVII, se generaliza el uso de las joyas, gracias a la industrialización que permite la fabricación en serie y se abaratan los costes. En el siglo XX, la joyería de autor se liga al movimiento Art Nouveau que concede valor a la forma y al diseño, pero sobre todo a la originalidad de la pieza. En nuestros tiempos, la joyería ha tenido que adaptarse a los clientes actuales que buscan algo más que lujo: la diferencia y la exclusividad.
Algunos datos curiosos sobre joyas de antes y de ahora
Una de las cosas que pasamos por alto es el hecho de que las joyas no son cosa de mujeres como se tiende a pensar. Los hombres han utilizado joyas a lo largo de la historia. No solo reyes, alto clero o comerciantes ricos y espabilados gozaban de lucir joyas de gran valor. La empuñadura del bastón y el reloj de bolsillo, prendas de gran popularidad durante la revolución industrial, eran parte de la vestimenta formal del sexo masculino. Denostaban clase y distinción entre los varones de la época. Los piratas, curiosamente, usaban las piezas de plata y oro en sus orejas como símbolo de poder.
Sin embargo, el uso de las joyas por parte del sexo masculino ha sufrido un incremento más que notable a lo largo de la última década, si no más. Los hombres sienten gran interés por el cuidado de su imagen y la estética, dejando atrás los tiempos en el solo se lucía un reloj o el anillo de compromiso. Actualmente es común encontrar hombres que llevan collares, brazaletes, pulseras o pendientes. No en vano, los primeros pendientes, se crearon para los hombres.
Los egipcios creían que los malos espíritus, entraban por los orificios del cuerpo: la nariz y las orejas eran puerta de entrada del mayor de los males. Para protegerse, no dudaban en colocarse pendientes a modo de amuleto para protegerse. El primer pendiente encontrado, data del año tres mil antes de Cristo.
Para los persas, los pendientes eran símbolo de ayuda en la lucha para el guerrero. Los hombres no dudaban en lucir este tipo de joyas con orgullo. Al mismo tiempo que japoneses y turcos, portaban pendientes en sus más duras batallas, algo que ensalzaba su poder varonil. Para ellos, los pendientes era su protección y guardia frente a cualquier infortunio que les pudiera acometer.
Hasta la Edad Media, los pendientes, eran cosa de hombres. A partir de ese momento, se empieza a desvanecer su poder místico y a adquirir mayor valor estético. Las mujeres de la alta sociedad, utilizaban las formas y materiales con la finalidad de indicar su estatus social sin tener que decir nada. Mientras que los colores de las joyas, revelaban las intenciones de sus encuentros con los pretendientes.
Como curiosidad artículo, otra de piratas. Se cree que los delincuentes marinos, utilizaban los pendientes para ver mejor de lejos durante sus aventuras marítimas por los océanos. Casualmente, los expertos en acupuntura, refuerzan esta teoría, pues aseguran que el lóbulo de la oreja es el “punto de la visión” que, al perforarse con las agujas, proporciona una mejora en la vista.
Algunos datos curiosos, como colofón, pueden ser que la gran amante de las joyas, Elizabeth Taylor llego a poseer una de las colecciones más famosas y valoradas del mundo, valorada en unos cien millones de euros. El carbono no cristaliza hasta pasados los tres mil años. Las únicas piedras preciosas de origen animal son el coral y la perla. Una esmeralda de buena calidad puede superar el valor de un diamante. El anillo de compromiso y matrimonio se coloca en el anular por considerarse en la antigüedad que en ese dedo había una vena que conectaba el corazón…
En resumidas cuentas, las joyas son algo tan antiguo como el ser humano y su evolución que siempre se ha acompañado de aquello a lo que más valor, concedía. Los abalorios confeccionados con metales y piedras preciosas, era, es y será, uno de los mayores atractivos para el ser humano, por su valor y por su belleza.