¿Alguna vez has soñado con ser un catador de vinos? Muchas personas sí, y, de hecho, esta profesión es tan enriquecedora, que puede llevarte a ejercer tu profesión por múltiples partes del mundo.
Sin embargo, no es un camino sencillo; debes pasar por muchos procesos y desarrollar un olfato y gusto sin igual para poder desbrozar todas las peculiaridades de cada vino de forma eficaz. Para poder dar nuestros primeros pasos en este sector, debemos plantearnos las siguientes preguntas:
¿Cómo empezamos? ¿Se estudia en alguna parte? ¿Qué materiales se necesitan para practicar? Y por supuesto, también podemos pararnos a responder otras cuestiones más curiosas, como cuánto dinero gana un catador, y en qué zonas del mundo puede desarrollarse más profesionalmente.
Así que, si sientes curiosidad no dudes en quedarte con nosotros ¡aprenderás un montón!
El catador de vinos, una profesión que se remonta a milenios atrás.
La profesión del catador de vinos, también conocida como sumiller o enólogo según su especialización, tiene raíces que se remontan a milenios atrás, convirtiéndose en una de las prácticas más antiguas relacionadas con la bebida. Los primeros registros sobre la cata de vinos y el análisis de sus cualidades datan de las antiguas civilizaciones de Mesopotamia y Egipto, época en la cual el vino era no solo una bebida común, sino también un producto apreciado en rituales religiosos y ceremonias de alta sociedad.
Ya en la Grecia clásica, los vinos eran parte integral de la vida diaria y se celebraban en los famosos simposios, donde los filósofos, poetas y políticos se reunían para discutir ideas mientras degustaban vinos. Incluso en esos tiempos, los anfitriones prestaban especial atención a la calidad del vino, evaluándolo antes de servirlo; el catador se encargaba de verificar que el vino no estuviera en mal estado, una responsabilidad muy importante para evitar el consumo de vinos contaminados o mal conservados.
Los romanos, por su parte, refinaron aún más el arte de la cata. Plinio el Viejo, un conocido escritor y naturalista romano, ya describía en su obra «Historia Natural» diferentes variedades de vino y las cualidades que los hacían superiores o defectuosos.
Y si nos vamos más adelante, podemos encontrar que, con la llegada del Renacimiento, el comercio del vino se expandió enormemente, y con él la necesidad de expertos que pudieran asegurar la calidad del producto. El catador ya no solo evaluaba el sabor y el aroma, sino que también se preocupaba por la correcta elaboración y almacenamiento, estableciendo los estándares de calidad que aún hoy se consideran esenciales en la industria vinícola.
Hoy en día, los catadores son verdaderos expertos que combinan un conocimiento profundo de la viticultura con una habilidad excepcional para identificar los matices de aroma, sabor y textura que definen a cada vino; un arte que, sin duda, ha evolucionado a través de los milenios.
¿Cómo se estudia para ser catador? ¿Existen escuelas especializadas?
Para convertirse en catador de vinos profesional, es necesario seguir un proceso de formación que combina teoría, práctica y, sobre todo, mucha dedicación al desarrollo del sentido del gusto y olfato. No se trata solo de tener un buen paladar, sino de entender profundamente la viticultura, la enología y las técnicas de cata.
¿Cómo lo logramos?
Una opción muy atractiva es seguir los pasos que te damos a continuación:
- Educación básica y autodidacta.
El primer paso que podemos seguir consiste en una introducción autodidacta al mundo del vino, donde los interesados comienzan a probar diferentes vinos, leer libros sobre cata y asistir a eventos de degustación. En esta etapa, se familiarizan con términos básicos y comienzan a entrenar sus sentidos para identificar los aromas y sabores característicos de los vinos.
Para lograrlo, podemos inspirarnos en tutoriales e informarnos a través de libros especializados que nos ayuden a informarnos y entender más acerca del mundo del vino.
- Cursos de iniciación.
Existen muchos cursos introductorios que ofrecen una primera visión sobre la cata de vinos, su historia, y los principales estilos y variedades. Estos cursos suelen ser cortos y se pueden encontrar en escuelas de gastronomía, clubes de vino y centros culturales.
Gracias a ellos podremos adquirir las primeras nociones sobre cómo analizar un vino a través de la vista, el olfato y el gusto, así como identificar sus defectos y cualidades.
- Escuelas especializadas y certificaciones.
Para aquellos que desean un título profesional, existen escuelas y programas especializados que ofrecen formación específica en cata y sumillería.
Como consejo adicional, aconsejamos aprender también de la mano de los más expertos, inspirándonos en sus acciones y su carrera para poder convertirnos en un gran profesional.
¿Existen objetos o materiales que nos ayuden en el proceso?
Al igual que ocurre cuando estudiamos cualquier otra cosa, en el arte del catador de vinos también se incluyen objetos y materiales que nos ayudan a aprender más sobre el tema, haciendo el aprendizaje mucho más tangible y sensorial.
Aunque sea útil, lo cierto es que un buen sumiller no aprende solamente leyendo libros, o viendo vídeos de otras personas que comentan cómo se hace: debe apoyarse en artículos que lo inspiren a realizar la cata de forma eficaz en todo momento.
¿Y qué artículos son esos?
- Estuches de aromas.
Estos estuches están especialmente preparados para los catadores de vinos, ya que comprenden en su interior pequeños frascos con distintos aromas que se pueden encontrar en los vinos, como frutas, flores, especias y hierbas.
Gracias a este estímulo tangible, los catadores de vino entrenan el sentido del olfato y aprenden a identificar los aromas específicos en cada vino, lo cual es un aspecto esencial para lograr una cata más certera. Si queremos obtener los mejores resultados, los expertos de Giona Company nos aconsejan ir variando entre estuches que engloben desde 12 hasta 32 aromas según el nivel.
- Copas de cata.
La forma y el material de la copa también pueden influir en la percepción del vino.
Es por ello que un buen catador debe dispone de copas de cristal a la hora de realizar una cata, (especialmente las diseñadas para cata) ya que de ese modo podrá apreciar mejor los colores y los aromas. Además, no olvidemos que usar copas adecuadas es muy importante para desarrollar el sentido del olfato y del gusto.
- Decantadores de vino.
Estos utensilios son muy prácticos para airear el vino, ya que permiten que éste se oxigene y se desarrollen sus aromas; un buen catador sabrá el tiempo de aireado del vino y sabrá con qué frecuencia debe hacerlo, y es por ello que los decantadores son tan buena opción.
- Termómetros para vino.
¡Controlar la temperatura es crucial! Ya que ésta afecta a su sabor.
¿Has visto alguna vez a una persona bebiendo vino, cogiendo la copa por el tallo? Esto lo hace justamente para no calentar la copa con las manos. De modo que, cuando veas a una persona coger la copa por el cuerpo en lugar de por su tallo, sabrás que esa persona no está muy informada acerca de la temperatura del vino.
Por eso el termómetro específico para vinos es tan útil; nos ayuda a asegurarnos de que cada tipo de vino se sirva a la temperatura ideal, lo cual es imprescindible para lograr una cata precisa.
- Libros de cata y guías de vino.
Hay muchas publicaciones que ofrecen información detallada sobre las distintas variedades de uva, regiones vinícolas y técnicas de cata. Estos materiales pueden ser muy valiosos para profundizar en el conocimiento del vino.
¿Cuánto tiempo se puede tardar en convertirse en catador profesional?
Convertirse en catador profesional de vinos es un proceso que puede variar considerablemente en duración según el enfoque y la dedicación de cada persona. En general, se estima que puede llevar de 1 a 5 años adquirir las habilidades y el conocimiento necesarios para destacarse en esta profesión.
Y aparte de la formación formal, la experiencia práctica es un aspecto clave.
Pasar tiempo en bodegas, participar en eventos de cata y trabajar en entornos relacionados con el vino puede acelerar el aprendizaje ¡y eso puede tomar un tiempo que no podemos decir con exactitud! Sea como sea, la clave consiste en cultivar un paladar refinado y adquirir una comprensión profunda de las diversas características del vino, lo cual requiere tiempo y dedicación; tú eliges cuanto tiempo sea eso.
¿Cuánto dinero se invierte en el proceso?
Es difícil decirlo con exactitud; pero se puede intuir.
En primer lugar, los cursos de cata de vinos son fundamentales y pueden costar entre 100 y 1.000 euros, dependiendo de su duración y profundidad (y teniendo en cuenta también los programas de certificación, los cuales suelen estar en el rango más alto de precios).
Además, debemos tener en cuenta la inversión de material que es clave para el entrenamiento olfativo, puede costar entre 30 y 100€ dependiendo del material. Si tenemos en cuenta también el uso de copas de cata adecuadas, debemos incluir entre unos 20 y 100€ más, y si destacamos el decantador y el termómetro para vino, descubriremos precios que van de 20 a 50€ y de 10 a 30€, respectivamente.
En total, la inversión para formarse como catador de vinos podría rondar los 300 y 1.500 € ¡o más! Dependiendo de las elecciones individuales, del nivel de compromiso, y de los materiales que decidamos comprar.