Todos y todas nos hacemos mucho más dependientes de nuestro estado de salud a medida que vamos cumpliendo años. O, mejor dicho, tenemos menos margen de maniobra para hacer vida normal si tenemos problemas de salud. Cuando somos jóvenes, podemos hacer casi cualquier cosa incluso aunque padezcamos alguna enfermedad, pero cuando somos más mayores, vamos siendo cada vez más esclavos de ese estado de nuestro cuerpo que se va deteriorando, por regla general, con el paso de los años. Desde luego, es algo lógico pero para lo que nos tenemos que preparar a medida que se vaya acercando el momento de la llegada de nuestra ancianidad.
España es un país, además, que ha visto cómo la cantidad de personas mayores ha crecido una barbaridad en los últimos tiempos. Lo deja claro un estudio de Statista que señala que la diferencia de personas que superan los 64 años en España es de un millón y medio. Y es evidente que esa cantidad va a seguir creciendo de cara a los años que están por venir. Como es lógico, esto tiene que ver con que la generación conocida como Baby Boom, que vino al mundo en la década de los 60, ya ha alcanzado un momento cercano a la jubilación o ya se ha internado en esa etapa.
Durante los últimos tiempos, vemos cómo cada vez es más habitual que las personas mayores ingresen en residencias de ancianos. Es una situación que nos parece normal: requieren de ciertas cosas que sus familiares, que suelen estar todos y todas en edad para trabajar, no pueden prestarles por cuestiones directamente relacionadas con el trabajo. Por tanto, antes de que no podamos prestar las soluciones necesarias para las necesidades de nuestros mayores, siempre va a ser mejor que ingresen en una residencia para que no les falte de nada y para que estén atendidos como se merecen y a cualquier hora del día.
Pero, como seguro que estáis pensando, no todas las residencias de ancianos son iguales ni mucho menos. ¿Qué es lo que hace falta para que una residencia de ancianos sea interesante para una familia que desea que un familiar pase a residir allí? Le hemos preguntado por este tema a la plantilla de la residencia Nuestra Señora del Rosario, una de las residencias situadas en el corazón de Valladolid y que cuenta con una de las particularidades que más llama la atención de los potenciales residentes: un jardín privado de unos 600 metros cuadrados. Esta es una de las cosas que más garantiza una cierta calidad de vida. Vamos a analizar alguna de las cosas que más nos han indicado:
Habitaciones amplias
Esta es una de las aristas más importantes para tomar una decisión al respecto. Tengamos en cuenta que la habitación es la zona en la que la persona va a gozar de su privacidad, así que debe ser lo más amplia y lo más cómoda posible. En caso de no ser así, el descarte es prácticamente instantáneo. Muchos ancianos suelen hacer vida en su habitación porque pueden contar con una pequeña televisión, así que la habitación es realmente un elemento que va a jugar un papel indispensable a la hora de tomar la decisión de la que estamos hablando. Sin una habitación que capte nuestra atención, será imposible que la decisión sea favorable.
Un servicio atento y amable
Que el servicio sea lo más atento y amable posible es algo que realmente nos va a servir para valorar nuestra estancia y no tanto para decidir si vamos a querer quedarnos en esa residencia o no. EN el caso de las habitaciones, verlas nos servía para tomar la decisión de ingresar en esa residencia. Una vez hecho eso, si el servicio realmente está compuesto por personas atentas y amables, vamos a querer quedarnos. En caso de que la situación sea la contraria, es evidente que vamos a buscar una nueva residencia para ganar la confortabilidad que estamos deseando para nuestro familiar. No es para menos.
El jardín (cómo no)
Ya os habíamos dicho que el jardín era una de las grandes claves a la hora de decidir en qué residencia confiar para el cuidado de nuestros mayores. Y es que poder salir a lo largo de la primavera, las noches de verano y el principio del otoño a un espacio abierto y en el que hay vegetación es algo muy importante, mucho más de lo que podríamos llegar a suponer en un principio. Nos proporciona un extra de salud mental que, desde luego, tenemos que hacer propio y que nos tiene que servir para potenciar todo aquello que guarde relación con la felicidad de nuestros mayores, que a fin de cuentas es algo que se han ganado después de años de mucho trabajo tanto en lo profesional como en lo familiar (¿Dónde estaríamos el resto sin esos esfuerzos?).
Proximidad
Es absolutamente desolador encontrarse con una residencia de ancianos que se encuentra en mitad de la carretera, o a las afueras (a varios kilómetros, para ser más exactos) de una ciudad. Esto parece indicarnos que las personas que se encuentran ahí sobran, que nadie quiere verlas, que es mejor mantenerlas al margen de la sociedad. Y no creemos que ese mensaje sea justo ni mucho menos. Por desgracia, hay bastantes ejemplos de esto en un montón de zonas de nuestro país. Y la verdad es que no es la mejor de las imágenes para una residencia, al menos si preguntan a quien se encuentra escribiendo este artículo. ¿Qué opináis vosotros?
Que la residencia se encuentre integrada dentro del área urbana es algo necesario, algo que es interesante sobre todo para las familias que quieren visitar de manera regular a sus mayores. Y es una manera de hacer posible que los mayores sigan formando parte de la sociedad porque hay que destacar que hay algunos de ellos que siguen haciendo vida propia fuera de la residencia y que, de este modo, podrán encontrarse dentro de su propia ciudad sin necesidad de usar vehículo propio o teniendo a mano los servicios de transporte público. Parece una cuestión sin demasiada importancia, pero la verdad es que es algo elemental a la hora de tomar la decisión al respecto de qué residencia elegir.
Precio
Como ocurre en este y en otros muchos casos, el precio de cualquier producto o servicio siempre es una de las cosas que se suele tener en consideración a la hora de tomar una decisión al respecto. Y es cierto que es una de las cosas que va a jugar una importancia más grande a la hora de decidir si seguir adelante o no. Tener la oportunidad de ofrecer un precio competitivo es algo que va a hacer posible que tengamos una capacidad mucho más grande de atraer a potenciales clientes y gozar de una popularidad intachable. A fin de cuentas, no hay herramienta de marketing que genere más buenas sensaciones entre nuestro público objetivo que el precio.
Si combinamos ese precio con todas las demás variables de las que ya hemos hablado, el resultado será inmejorable y es más que evidente que la sensación de las personas que confían en nosotros va a ser mucho más que positiva. Tened en cuenta que la decisión sobre la residencia a la que vamos a llevar a nuestros mayores es algo que va a tener una incidencia directa sobre la calidad de vida de estas personas y que esto nos tiene que importar y mucho. Es una de esas decisiones en la vida en las que no queremos fallar y en las que somos perfectamente conscientes de que existe la necesidad de conseguir lo mejor de lo mejor.
En una información publicada por el portal web Statista, se establece una valoración del estado de salud percibido por por la tercera edad en España en 2020 por grupo de edad. Se divide en tres tramos de edad que pasamos a describir:
- El tramo de edad que comprende de los 65 a los 74 años se caracteriza por un buen estado de salud. Más de un 50% de los ancianos y ancianas manifestaba estar bien, mientras que los que estaban regular, mal o muy mal apenas llegaban al 40%.
- El caso que comprende desde los 75 a los 84 años ya se encuentra más nivelado. El buen estado de salud y el regular tienen un porcentaje parecido, el 37% y el 36%, respectivamente.
- En el caso de las personas de más de 85 años, el porcentaje de regular ya era el más grande con un 38%. Además, había aumentado el del malo (22%) y el del muy malo (7,5%).
Esos porcentajes tienen que mejorar y una de las mejores maneras de hacerlo posible es conseguir que las residencias dispongan de una determinada calidad. En España tenemos una gran cantidad de población que se encuentra en un estado avanzado de edad y, por tanto, es imprescindible que pongamos todos los medios para asegurar la calidad de vida de estas personas. Es lo mínimo que se merecen.