Cuesta imaginarse una vida en la que el piano no esté presente con las melodías que se le pueden sacar a sus teclas. En manos expertas, este instrumento elegante y versátil, es capaz de embelesar al más duro de los oídos. No solo en los conciertos de música clásica está presente, se trata de un instrumento que puede acompañar a cualquier músico o cantante en cualquiera de los escenarios imaginables. De su historia se conoce lo esencial, se trata de un descendiente del clavicordio que acompañaba al joven Mozart en sus composiciones. No porque exista poca información al respecto, sino por la falta de interés general. Asumimos que es un instrumento que siempre estuvo ahí, como cualquier otro y no reparamos en que tuvo un origen.
En lo que al piano respecta, no vamos a remontarnos tanto a sus orígenes en el siglo dieciocho de la mano de Cristofori, vamos a centrarnos en su procedencia y las características que cada uno de ellos ofrece en función de su fabricación. Desde que se creara el primer piano moderno hasta el momento actual, los pianos han mejorado notablemente en todos sus aspecto, tanto técnicos como de acabados. Gracias a los materiales que se utilizan en la actualidad y que ofrecen una mayor y mejor calidad de sonido, durabilidad y estabilidad, así como mejores prestaciones, el piano sigue fiel a su concepto original, ganando en los aspectos señalados.
No es posible concebir la música clásica sin este instrumento, a pesar de que, como ya decíamos, es versátil y se adapta a cualquier estilo si las manos son tan buenas como las de Kristina, pianista profesional y profesora particular, capaz de arrancar las mejores notas a un piano.
Un camino difícil para el piano
Si bien es cierto que hoy es esencial en el mundo musical, también lo es que, en sus orígenes tuvo un camino complicado hasta que músicos y compositores apreciaron su valía. Sin ir más lejos, el mismísimo Johan Sebastian Bach, no sentía mucho convencimiento respecto a este instrumento, siendo en mil setecientos cincuenta cuando por fin, tomó contacto con un piano cuyo creador, adaptó el mecanismo a gusto del compositor.
Dentro del taller de Silbermann, tuvieron origen dos famosas escuelas dedicadas a la fabricación de pianos: la escuela alemana o vienesa y la escuela inglesa. De un lado, dos de sus discípulos, J. Zumpe y A. Backers que emigraron a Londres y desarrollaron un piano con el mismo mecanismo que el ideado por su creador, Cristorfori, aunque realizando importantes modificaciones. Esto dio como resultado el piano inglés.
Por otro lado, otro discípulo de Silbermann, conocido como J.A. Stein, realizó otra serie de variantes en el mecanismo, con lo que se dio origen al piano alemán o vienes.
Hacia el año mil setecientos setenta y cinco, no se construyó el primer piano en Estados unidos, donde años más tarde Heinrich Steinweg, revolucionó el mundo del piano y concibió una de las marcas más prestigiosas del mundo en la actualidad: Steinway & Sons.
No podemos continuar sin hablar de que es un piano en sí. Se trata de un instrumento de teclado y cuerdas percutidas que desarrollo Cristofori a partir del clavicémbalo y se diferencia de sus predecesores por su capacidad para producir sonidos con diferente intensidad. Aunque sus orígenes son milenarios, pues el piano no es otra cosa que el resultado de la evolución de otros instrumentos.
Su creador, trabajaba en el piano ya a finales del siglo diecisiete aunque no es hasta mil setecientos once que se da a conocer el primero de ellos. En sus primeros años, no fue un instrumento muy apreciado por los músicos. Hasta que en mil setecientos veintiséis, introdujo el sistema de una corda presente en los pianos actuales, lo que daba la posibilidad de desplazar el mecanismo para que cada macillo golpeara menor cantidad de cuerdas, obteniendo un sonido más suave. Este sistema de escape, permitía obtener variaciones en volumen y timbre, por lo que se convirtió en un instrumento de gran capacidad a la hora de expresar la melodía, debido a que era capaz de producir sonidos de gran volumen, brillantes o con tono más dulce.
A partir de este instrumento, generaciones posteriores de fabricantes, se limitaron a crear copias del instrumento, salvo leves cambios. No fue hasta que Silbermann inventó el precursor del pedal de resonancia actual que se introdujo el cambio más significativo.
Desde que se fabricó el primer piano moderno, se fueron introduciendo mejoras que iban desde el uso de materiales más adecuados y diseño, como número de notas. El momento álgido se produjo a finales de siglo dieciocho, cuando los avances tecnológicos de la revolución industrial dieron respuesta a las muchas preferencias de los compositores y pianistas que, mediante modificaciones lograban sonidos más poderosos y sostenidos.
Los pianos y sus escuelas
En este caso, decimos escuela pero no como oferta formativa. Hacemos alusión a la procedencia de los diferentes pianos que podemos encontrar, a razón de su origen y lugar de fabricación. Como mencionábamos párrafos atrás, los discípulos de Silbermann se separaron, dando lugar a dos tipos de piano.
Como también hemos comentado, el momento más álgido de la fabricación de pianos, tuvo lugar a finales del siglo dieciocho. En este periodo, tiene especial protagonismo la escuela de Viena, conocida igualmente como alemana y liderada por el citado, Stein, su hija y Anton Walter. Los pianos alemanes se fabricaban con marcos de madera, dos cuerdas para cada nota y macillos cubiertos de cuero. Sus teclas se caracterizaban en algunos modelos por tener los colores a la inversa.
Podemos destacar que el mismísimo Wolfgang Amadeus Mozart, utilizó los pianos de esta escuela para sus mayores composiciones. Una vez dejó a un lado el clavicordio.
A grandes rasgos, podemos decir que los pianos alemanes se caracterizan por generar un sonido más cálido, un tono más suave y potencia mantenida, a diferencia de los fabricados por la escuela inglesa. Otra de las características de estos pianos, reside en los registros bajos y tenores profundos y gran calidez armónica, mientras que los registros agudos son muy claros. Producen un sonido rico y de gran calidad. Su mecánica ofrece mucha precisión y cuenta con unas prestaciones muy valoraras. De esta escuela parten los pianos Steinway.
Estos pianos, son indudablemente los más utilizados por los grandes pianistas. Gracias a su dinamismo y altísima calidad, se han convertido en los más exigidos por el noventa y cinco por cien de pianistas y casi el cien en los auditorios y salas más relevantes.
Pasando a la escuela inglesa, la Revolución Industrial contribuyo notablemente a la incorporación de los primeros avances tecnológicos. En este caso, la empresa inglesa Broadwood, de gran reputación por su fabricación de clavecines, comenzó con la construcción de pianos de mayor tamaño, robustos y vigorosos. Entre las innovaciones que introdujo Broadwood, destaca la gama que ofrece más de cinco octavas. En concreto, en el año mil setecientos noventa, se incorporaron al teclado, cinco octavas y una quinta. Veinte años después, seis octavas y diez después, otras siete octavas.
Los fabricantes de la escuela alemana, se unieron a esta tendencia, aunque en los pianos ingleses prevalecía la robustez sobre la sensibilidad de los alemanes. Los pianos ingleses se diferencia por producir un sonido más tenue en el registro agudo y muebles de elegante manufactura. Los más tradicionales, proporcionan un sonido dulce aunque adolecen los graves profundos. Sus características tonales hacen que sean adecuados para ejecutar cualquier tipo de música.
Partiendo de estas dos escuelas, en Francia también se trabajó para crear y mejorar buenos pianos. Durante el siglo diecinueve, fueron los líderes dentro del mercado europeo, debido a la innovación técnica de sus pianos. Durante el siglo veinte, los pianos franceses ofrecen una calidad muy semejante a la que pueden ofrecer los alemanes, pero aun así no alcanzan tal consideración.
Cruzando al otro lado del océano, los pianos estadounidenses, cuentan como ya hemos mencionado con una excelente reputación. El fabricante alemán Steinweg, incorporó sus propias ideas innovadoras a los diseños de su país de origen, creando un instrumento que ofrecía una excelente precisión. En busca de oportunidades, se marchó a Estados Unidos, anglicanizó su nombre y fundo la empresa citada. Estableció las bases del piano moderno, incorporó la primera patente y hoy, acumula más de ciento veinticinco. Sus diseños, innovadores, su calidad de fabricación y el reconocimiento de los pianos Stenway, fueron, son y serán, los predilectos por los mejores pianistas.
Para concluir, mencionar a los pianos procedentes de Asia, Japón destaca por sus pianos que ofrecen un sonido brillante y metálico, ideales para músicos de jazz y rock. Marcas reconocidas hay muchas aunque podemos destacar Yamaha y Kawai, convertidas en las marcas estándar de calidad media/alta para estudiar y aprender.
Podíamos seguir hablando de este instrumento y sus muchas posibilidades, así como de los tipos y características, partes que lo componen, etc. Sin duda se trata de un instrumento asociado a la elegancia, no al alcance de cualquiera pero siempre atractivo. Tanto para escuchar las melodías que del mismo brotan en manos expertas como para arrancarle las notas y ver como suena.