Ser maquillador o maquilladora es una profesión en auge en estos momentos. Un perfil profesional bastante solicitado en diferentes ámbitos de la sociedad. Y no solo en el cine, la televisión y la moda, que hasta hace poco absorbían gran mayor parte del trabajo de estos profesionales. Muchas personas reclaman los servicios de un buen maquillador para enfrentar con buena presencia determinados eventos sociales y profesionales. El maquillaje es una profesión que cada vez tiene más salidas.
El maquillaje profesional es todo un arte. Los Óscar y los Goya cada año premian a los mejores maquilladores que han participado en las películas. Un reconocimiento merecido a una actividad que es fundamental para el desarrollo del cine.
Por otro lado, los servicios de los maquilladores son objeto de una demanda social cada vez mayor. La participación en eventos sociales y en citas señaladas requiere de la intervención de un profesional para lucir una imagen que esté a la altura.
En este terreno, el maquillaje profesional está siendo objeto de una especialización cada vez mayor. Hay maquilladores que se han especializado en teatro, otros en moda, otros para preparar a las novias para su boda y otros que son auténticos coach y consultores de maquillaje al servicio de los interesados.
La demanda de esta profesión ha hecho que su formación sea cada vez más accesible. Lo podemos ver en escuelas de maquillaje, presenciales y online, que descubrimos por todos lados. Como los cursos que ofrece Make Up School dirigidos Cristina Rivero, una reconocida maquilladora profesional que ha trabajado para Tele 5, para la Pasarela Cibeles, para la París Fashion Week o en la película Exodus de Riddley Scott. En su web puedes ver cursos que te preparan en 200 o 300 horas y que en mi opinión son bastante recomendables para chicas o chicos que les gusta el maquillaje y les gustaría formarse para que esta afición se convirtiera en su profesión.
Las salidas profesionales del maquillaje.
Como hemos dicho en la introducción, el maquillaje profesional tiene cada vez más demanda. Estos son algunos campos en los que puede trabajar un maquillador o maquilladora:
- Bodas. El trabajo de una maquilladora de bodas es preparar a la novia para que luzca radiante en la ceremonia de la boda. También se suelen requerir sus servicios antes de las sesiones de fotos que conforman el reportaje fotográfico. Este es un nicho bastante rentable y donde nunca le faltará trabajo a un maquillador profesional.
- Maquillaje para eventos. Muchas personas recurren a un maquillador profesional para que les preparare para asistir a un evento social o profesional importante. Puede ser desde una cena de gala, una recepción de empresa o, incluso, los invitados que asisten a un enlace nupcial.
- Consultor. Esta es una actividad que ha cogido bastante fuerza en los últimos años, gracias, entre otras cosas, a la influencia que han alcanzado las redes sociales. Algunas personas reclaman el asesoramiento profesional sobre el uso de ciertos productos cosméticos o sobre la orientación que le deben dar a su maquillaje.
- Cine. El cine ha sido, y sigue siendo, una de las salidas profesionales más recurrentes para los profesionales del maquillaje. El maquillaje es parte fundamental para la caracterización de los personajes. Para hacer que sean creíbles en la gran pantalla.
- Televisión. El maquillaje en televisión cobra una especial importancia. Aplicarlo requiere un conocimiento ya no solo del tipo de piel de la persona maquillada, sino del efecto que la iluminación ejerce sobre el rostro de las personas. Por ejemplo, para que nos hagamos una idea, las caras demasiado claras no se captan bien por las cámaras.
- Teatro. Tenemos la imagen de que un actor se maquilla a solas en su camerino delante de un tocador antes de salir a escena. Eso no es del todo así, y menos en las grandes producciones teatrales (como la ópera) o en aquellas que requieren una caracterización especial (como el teatro clásico). En estos casos, las compañías de teatro suelen contratar a sus propios maquilladores.
- Publicidad. La publicidad también echa mano de los maquilladores profesionales. Lo hace tanto para grabar spots en video en para las sesiones fotográficas. Por otro lado, las modelos y artistas contratan maquilladores para preparar los books con los que se promocionan.
- Tanotoestética. La revista argentina iProfesional destaca como la tanoestética es una de las aplicaciones de maquillaje más demandadas en la actualidad. Su trabajo consiste en maquillar a los muertos antes del velatorio para que no se vean los efectos del fallecimiento y la familia se lleve un buen recuerdo del difunto. Es una aplicación del maquillaje bastante peculiar y para la que se requiere una formación específica. En España es una profesión bastante bien pagada.
Las cualidades de un maquillador.
Para dedicarse al maquillaje profesionalmente no solo es necesario conocer los productos y las técnicas. También hace falta tener una serie de rasgos personales como la creatividad, el gusto estético, la empatía con el cliente y la concentración.
La edición mexicana del portal de empleo Indeed dedica un artículo de su blog a enumerar las aptitudes que debe tener todo buen maquillador profesional. Comentamos algunas de las cualidades que señala y otras que yo he añadido porque las considero importantes:
- Creatividad. Maquillar es un trabajo creativo. Un buen maquillador debe tener imaginación. Debe saber aprovechar los rasgos faciales de su cliente para sacarle el mejor partido. Cuando alguien acude a un profesional es porque quiere tener una imagen única, aunque tenga otro modelo de referencia como puede ser algún personaje famoso. Para ese aspecto de exclusividad, la creatividad del maquillador juega a su favor.
- Atención al detalle. El maquillador o maquilladora debe ser una persona observadora y detallista. Debe fijarse en cada poro y rasgo de la piel para obtener el resultado deseado. Poner la atención en el detalle y al mismo tiempo tener una visión de conjunto.
- Atención al cliente. Aunque, como hemos visto, el maquillaje es una actividad creativa, no deja de ser un trabajo por encargo. El cliente contrata al maquillador para lucir una imagen determinada. Por tanto, el profesional debe escuchar bien cuáles son las expectativas del maquillado y comprender su papel en el acontecimiento para el que ha sido contratado. Por tanto, el maquillador debe hacer gala de empatía estética y, en ocasiones, emocional.
- Gestión del tiempo. Para maquillar a un cliente, el maquillador no tiene todo el tiempo del mundo. Debe saber organizar bien los tiempos para obtener el resultado deseado. Esa organización del tiempo cobra más importancia cuando el profesional debe realizar un trabajo en cadena, como puede ser un desfile de moda o un rodaje cinematográfico.
- Organización. El maquillador debe ser una persona ordenada. Debe tener bien organizado todo su instrumental y los productos de belleza para dar el mejor servicio posible en el tiempo que tiene disponible.
- Trabajar en equipo. No olvidemos que el maquillaje forma parte de un proceso de imagen, en los que intervienen otras áreas profesionales como peluquería o vestuario. La coordinación entre todos estos profesionales es clave para obtener el resultado deseado.
- Capacidad de concentración. El trabajo del maquillador se suele dar en condiciones que no suelen ser las más tranquilas. A la urgencia por cumplir los plazos se le suma la conversación del cliente o el ajetreo que se forma en el backstage de un desfile de moda. El maquillador debe ser capaz de saber abstraerse y concentrarse en su trabajo con independencia de lo que suceda a su alrededor.
- Resolución rápida de problemas. Como sucede en muchos trabajos, las cosas no salen como estaban planificadas. Durante la sesión de maquillaje pueden aparecer imprevistos que el profesional ha de resolver sobre la marcha. Que se haya acabado cierto producto cosmético o que el maquillaje esté llevando más tiempo del esperado no puede servir de excusa para que el profesional no desempeñe su trabajo.
- Habilidades interpersonales. Sobre todo en aquellos maquilladores autónomos, el profesional debe ser hábil para promocionar su trabajo. Cuidar a sus clientes, que seguro traerán más clientes y hacerse con una red de contactos con fotógrafos, agencias de modelos, productores de cine y televisión, etc. que hagan que el ritmo de trabajo no decaiga.
Haz de tu afición, tu profesión.
En este mundo en el que vivimos, no siempre tenemos la suerte de trabajar en lo que nos gusta. En el caso del maquillaje profesional, pienso que es una condición sine qua non. Es difícil trabajar de maquillador o maquilladora profesional si no te gusta el maquillaje.
Esto hace que esta profesión, aparte de que ahora se haya convertido en tendencia, sea un trabajo especial. Una oportunidad para que todas aquellas personas amantes de la estética puedan hacer de sus gustos una forma con la que ganarse la vida.
Para eso es primordial la formación. Conocer las técnicas y estar al tanto de las innovaciones y tendencias que aparecen en este mundo de la imagen.
Si te gusta maquillar, formarte como maquilladora profesional es una oportunidad para ganarte la vida haciendo algo que te satisface.