Por difícil que parezca, dejar el hábito del tabaquismo es posible. De hecho son más la personas que logran dejar de fumar que las que no. Basta con comprobar como las ventas de tabaco han disminuido. Aunque hay que decir que una mayoría de exfumadores, se han convertido en vapeadores lo que para muchos es peor, o fuman otro tipo de sustancias, supuestamente relajante. Como fuere, aquí vamos a ceñirnos al tabaquismo y el mal hábito que este supone para la salud, aparte de considerarse cada vez como algo más desagradable.
Lo cierto es que el tabaco no sabe bien, de ahí que la adicción resulte incomprensible para muchos. Enganchar engancha, eso lo sabemos todos, pero no porque realmente atrape desde la primera calada. De hecho, la inmensa mayoría de los fumadores, empiezan con este mal vicio porque resulta curioso e interesante. Vamos por que te hacen ser más guay. Al menos así era hace unas décadas. Ahora ser guay es llevar el móvil, un vape y demonizar el tabaco, como si el teléfono y el vape no crearan adiciones igual de perjudiciales. Al final, lo peor de cualquier hábito es que se convierta en adición. El tabaco, lo hace y además, conlleva una serie de problemas asociados directamente a la salud física.
Afortunadamente, es posible dejar de fumar. Aunque para muchos resulte imposible, se puede. Puede costar mucho, eso es cierto. Sin embargo, en la actualidad tenemos a nuestra disposición más herramientas que nunca para lidiar con el tabaco y desterrarlo de nuestra vida. Tan solo hay que querer hacerlo y, por supuesto, buscar la ayuda adecuada si es necesario. Hasta este aspecto es sencillo, se trata de un servicio que puedes encontrar en tu centro de salud o, como hemos podido comprobar en Farmacia el Ancla, donde ofrecen todo tipo de servicios, incluido el de dejar de fumar, preguntar en tu farmacia.
Manejar la ansiedad
Uno de los aspectos que más incitan a fumar es la ansiedad que te genera la necesidad de fumar a toda costa. Sobre todo, cuando está prohibido. Si se logra manejar y controlar esa ansiedad, lo demás vendrá rodado. Aunque este primer paso, fundamental, es sin duda, el más difícil. Sin embargo, el primer paso para dejar de fumar, es querer dejar de fumar. Si no se quiere, poco se puede hacer. Por lo tanto, el primer paso para dejar el tabaco debe ser plantearse el momento. Evidentemente hay momentos en los que dejar de fumar no es lo más aconsejable puesto que seguramente, resulte más difícil. Por ejemplo cuando estamos pasando por una situación complicada que, de por sí, ya nos genera ansiedad.
Teniendo en cuenta los factores que vive cada uno, se elige un momento. Sin prisa, tomando conciencia de que se va a dejar de fumar y preparándose de tal manera que se desarrolle la confianza necesaria y la habilidad que hará falta para mantenerse alejado del tabaco.
Por supuesto, la fecha elegida para dejar de fumar, no debe fijarse lejos en el tiempo, ya que eso puede conllevar un cambio de opinión o la pérdida de la motivación. Un margen de diez o doce días es lo más prudente y adecuado. Aunque son muchos los que lo deciden en el momento y lo logran de un día para otro.
Lo siguiente que se debe considerar es la razón por la cual se va a dejar de fumar. Razones para dejar de fumar hay muchas, al contrario que para hacerlo que realmente, no hay ninguna. De tal manera, antes de renunciar al tabaquismo, conviene darle una razón al hecho: ¿tener mejor salud? ¿Ahorrar? ¿Proteger al entorno? En caso de no tener muy clara la motivación, basta con plantearse algunas cuestiones como las siguientes:
- ¿Qué es lo que no te gusta de fumar?
- ¿Qué me pierdo mientras estoy fumando?
- ¿Cómo afecta el tabaco a mi salud?
- ¿Qué puede pasar a mi familia o a mí por fumar?
- ¿En qué medida mejora mi vida si dejo de fumar?
Las respuestas a estas preguntas darán sentido al hecho de querer dejar de fumar. Para muchos, una de las razones más importantes, aparte de la salud, es el ahorro que supone. Para otros que recuperaran el gusto y el olfato que se ve afectado por el tabaco… Cada uno tiene sus propias razones.
Una vez se tiene claro que se quiere dejar de fumar, el momento en el que se va a hacer y la razón por la cual quiere hacerse, viene lo difícil: manejar los desencadenantes y la ansiedad. Como desencadenante nos referimos a esas situaciones, personas, lugares o actividades en particular que hacen que se produzcan las indeseadas ganas de fumar. Los antojos son el impulso intenso pero corto de fumar. Suelen durar pocos minutos pero conviene manejarlos y no sucumbir a ellos.
Por ejemplo, hay quien no puede evitar fumar con el café o después de comer, otras personas fuman cuando beben alcohol, otras cuando están con una persona en particular… Algunas cosas no se pueden evitar pero se puede trabajar en ellas. Buscar algo que hacer en ese momento distrae a la mente y hace que las ganas de fumar desaparezcan. Si se trata de fumar después de comer, una opción es levantarse y ponerse a fregar los platos de inmediato, en lugar de hacer sobremesa y sucumbir al tabaco. Lo importante es distraer la mente en otras cosas.
El síndrome de abstinencia
En el momento en que el organismo se ve privado de algunas sustancias, se producen ciertos síntomas desagradables. Estar de malhumor y desear consumir esa sustancia de la que se ha visto privado es normal. Pasa con las drogas, el alcohol y el tabaco, aunque también con sustancias más inocuas como puede ser el chocolate, los videojuegos o las patatas fritas. En los tiempos que corren, es muy fácil engancharse a cualquier cosa para encontrar un momento de paz, oculta en el placer que producen ciertas acciones.
Retomando la cuestión, cuando se deja de fumar, lo más normal es sentirse molesto e irritable, con imperiosas ganas de sucumbir al tabaco y sentirse algo mejor. Estos síntomas se conocen como el síndrome de abstinencia y es muy común entre los fumadores que pretenden dejar de fumar. Sea que lo hacen de forma repentina o con el apoyo de otras herramientas o medicamentos, lo más posible es que se produzca.
Durante ese período de abstinencia, el organismo se esa habituando a no disponer de la nicotina que contienen los cigarrillos. En la mayoría de los casos, los peores síntomas de la abstinencia duran unos pocos días pero puede llegar a durar semanas. Los síntomas que se pueden presentar son los siguientes:
- Sentirse deprimido.
- Dificultad para dormir.
- Sentir irritabilidad, frustración o mal humor.
- Sentir ansiedad, nerviosismo o inquietud.
- Tener cierta dificultad para pensar con claridad.
Como cabe esperar, la tentación de fumar se hará presente ante la aparición de estos síntomas, con la finalidad de aliviarlos. En este momento, hay que tener presente que se trata de algo pasajero y temporal, por intenso que sea. Una de las alternativas que parecen funcionar bien en estos casos, es probar con un tratamiento de reemplazo de nicotina. Este tratamiento puede reducir los citados síntomas y duplicar la posibilidad de dejar el tabaco para siempre.
Los tratamientos de reemplazo de nicotina se encuentran en diferentes formatos como chicles, parches, aerosoles, inhaladores o caramelos. En muchos de los casos, es posible adquirirlos incluso sin receta médica. Aun así conviene consultar en la farmacia o al médico de cabecera.
Este tratamiento ha sido muy investigado y ha quedado demostrado que es seguro y eficaz para una gran mayoría de fumadores. No obstante en ciertas condiciones de salud, es conveniente llevar un seguimiento médico.
Como venimos diciendo a lo largo del post, dejar de fumar no es fácil. Sin embargo, si se cuenta con el apoyo necesario, este arduo camino, se tornará más llano. Por lo que comunicar al entorno la intención de dejar de fumar, explicar las motivaciones y la manera en que te pueden ayudar es fundamental. No es agradable querer dejar de fumar y que te ofrezcan un cigarrillo a cada rato, por ejemplo.
En resumen, si se quiere dejar de fumar, es posible. Existen diversas formas de hacerlo, desde ir por libre, hasta buscar apoyo en terapias, llevar un seguimiento en el centro de salud o incluso, en la farmacia. Puede existir apoyo con medicamentos como los parches o chicles de nicotina o simplemente sustituir el cigarrillo por algo más interesante o inocuo. Intentar evitar el error de comer de forma compulsiva, es algo que aunque no hemos comentado, hay que tener presente. No en vano, se trata de uno de los temores a dejar de fumar: engordar por no poder manejar correctamente la ansiedad y sucumbir a la comida. No se trata de cambiar un mal hábito por otro.
Contar con el apoyo del entorno es esencial y evitar las situaciones que detonen las ganas de fumar, también. Con estas pautas, un poco de empeño y las ganas, dejar de fumar puede resultar más sencillo. Piensa que muchos lo logran, ¿por qué tú no?